martes, 16 de septiembre de 2008

Mariposa (Náhuatl)/Kite (Inglés) /Papalote (Mexicano) Museo del Niño

De mis más vividos recuerdos como niño es el Papalote, ya que mi mamá solía ser lo que hoy llaman “cuata” cuando yo tenía unos siete u ocho años. Recuerdo que ella estaba justo en aquel árbol que me parecía tan gigantesco y que me volvía loco subirlo y subirlo hasta llegar a esa enorme resbaladilla azul. Más de diez años después, mi mamá hace artículos sobre museos y yo la acompaño de vez en cuando a ver exposiciones, sin embargo no había regresado al Papalote hasta el sábado que fuimos toda la clase juntos.

Me acordaba de ciertas cosas, el árbol y las pelotas que recorren todo el museo, pero en verdad fue increíblemente nostálgico ver que el monstruo que come las pesadillas (y que se comió muchas mías) sigue funcionando exactamente en el mismo lugar. Sin más recuerdos nostálgicos entraré al tema. Con una mamá reportera y yo estudiando comunicación entré a observar y analizar la sala de “Comunícate”, donde a base de unos sencillos juegos y otros no tanto se puede conocer lo básico sobre la comunicación.

En cuanto Mariela y yo ingresamos a la sala nos topamos con una pequeña niña y su mamá jugando, tocando y aprendiendo en un sistema de lenguaje por señas. La persona que se quedaba fuera debía con su mano dirigir a quién movía la palanca que detenía una pesa para que ésta cayera sobre un botón que accionaba cierto sonido. La niña le insitía a su madre que la dirigiera con las manos, pero en una cierta actitud de flojera y desesperación la mamá no podía mas que dirigirla con la voz. La niña se enojaba y le pedía que por favor siguiera las reglas del juego ¿no debería ser al revés? Esto es como un clásico signo de la cultura mexicana, la flojera ante las cosas, incluso para comunicarnos.

 Es un fenómeno claro, somos una cultura que abrevia las palabras por flojera, que sustituimos por lo mismo muchas palabras: basta con pensar en cuantos contextos y maneras se puede utilizar la palabra “güey”, a no, perdón: “wey” (incluso esta palabra ya esta abreviada. Sólo me queda preguntarme, al ver lo que sucedió con esta familia, si es culpa de los adultos el no inculcar en los niños algo distinto a la flojera ya que la niña estaba completamente dispuesta a hacer las cosas como se debe.

Continuamos nuestro recorrido por la sala, fue inevitable querer jugar como los niños, pero fue ahí donde descubrimos un pequeño problema. Casi la mitad de los juegos no funcionan correctamente (por ejemplo los coches a control remoto) y los que sí estan muy descuidados. Creo que es algo obvio, ya que son niños los que los utilizan, pero un museo con un prestigio tan alto como el que tiene el Papalote, debería preocuparse por dar un mejor mantenimiento, ya que toda la enseñanza que puede aportar se ve truncada por el mal estado de las cosas. Como sucedió con la película q

ue vimos en el Domo Digital, en el que una parte de la pantalla estaba descompuesta (¿también es flojera componerla?). Es una lástima que esta pantalla no funicone correctamente ya que es una gran experiencia, sería interesante también comparar el tamaño de la Sala IMAX del papalote con otras salas IMAX en la ciudad de México, ya que son más grandes y estan mejor cuidadas.

Ahora, los juegos estan muy bien pensados ya que de una manera muy simple explican y demuestran una gran cantidad de fenómenos comunicativos que existen en nuestro mundo. El mundo esta repleto de distintos lenguajes, la forma básica de comunicación y en el Papalote puedes aprender sobre ellos. Vi un niño muy interesado en el lenguaje de los sordomudos, aprendiendo a decir su nombre con las manos. Vi a otro marcando a diferentes partes del mundo, donde un foquito se ilumina en el lugar que el marca y por el auricular escuchas el idioma que se habla en ese país: en cada lugar escuchas el mismo mensaje simple, pero en japonés, inglés, portugés, etc.

El teléfono es algo ya muy moderno, pero la comunicación inició de manera muy simple. Las nuevas tecnologías se explican en esta sala, sin dejar pasar por alto como es que inició la comunicación en el mundo. Es una sala muy completa y repleta de juegos con crayolas o juegos con computadoras. Creo que esa es la magia del Papalote, dar la mayor cantidad de información que puedan recibir los niños pero de manera divertida y atrayente. Lo logran de tal manera que los adultos logran impresionarse igualmente. Es un espacio recreativo apto para cualquier persona que dista del entretenimiento vil y sin contenido de lo que muchas veces vemos en la tele, y mucho más educativo que simplemente colorear un mapa de México, y mucho más atractivo que leer un libro.

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